Cada vez que subimos aun micro, nos recibe un cálido y respetuoso amigo llamado COBRADOR. Bueno de cálido no tiene nada y de respetuoso tampoco pero la cosa es que nos recibe alguien. Y lo más gracioso es que tú te subes al bus, o sea le estás dando un ingreso al brother y encima él te trata mal. Entras al micro saltando arriesgando tu vida porque el micro no para, sólo baja de velocidad para que te subas. El cobrador te dice “al fondo hay sitio”; nunca supe la verdad cual es el fondo para el cobrador porque veo y no hay espacio ni para un alfiler. Y encima quiere que vayas a la parte de atrás y no sabes ni como pasar. Tienes que pasar echado sobre la gente a lo concierto de rock creo porque no hay otra forma. Cuando llegas a la parte de atrás del micro, estás más apretado los glúteos de una gorda en unos leggins o que polo de metrosexual, llega el cobrador y dice pasajes a la mano. No sabes que hacer porque estás tan apretado que si sacas tu pasajes toquetearás al señor de terno que está al frente de ti. Así que el dices al cobrador te pago cuando bajo y él te dice APURA CHIBOLO Y PAGA PE VARON. Tú como seas y con toda la vergüenza del mundo sacas el pasaje y muy tacaño tu sacas como sea el carnet universitario (que está más al fondo de tu bolsillo que la moneda que sacaste para el pasaje) para no perder los 30 céntimos. Ya al fin llegó la hora de bajar, dices esquina baja y al parecer te entiende de aquí dos cuadras bajo. Al parecer el cobrador piensa que eres JEAN CLAUDE VAN DAM en una de sus películas de guerra y te dice baja cuando el bus aún está a velocidad. Tú saltas y te caes de cara. Te paras como si nada hubiera pasado y maldices al cobrador. Cosas de todos los días; por eso queremos tanto a nuestro amigo el COBRADOR.
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