
Uno siempre antes

de un examen estudia arduamente para
lograr la mayor nota posible, el tan deseado 20. Vas a dar el examen con toda
la seguridad del éxito, presumes a tus compañeros que has pasado toda la noche
estudiando y que no hay forma que saques menos que quince. Viene el profesor
con el examen y en diez minutos ya lo acabaste. Lo entregas con una sonrisa
enorme en el rostro, sabiendo que te fue genial. Le dices a todos: “Ya está,
tengo veinte. Envídienme”. Luego esperas impaciente por ver tu veinte en la
página de internet de tu universidad. Ya preparas a tus padres para la noticia
y les vas pidiendo permiso para salir el viernes en la noche. Entras al Messenger
y un amigo te dice lo que tanto esperabas: “YA COLGARON LA NOTA”. Tú con toda la
tranquilidad del mundo entras a ver tu nota muy confiado y cuando ves no lo
puedes creer es un OCHO. Comienzas en la negación: “No, no es mi nota. Si
estudie 48 horas seguidas. No ni fregando seguro es la nota de Pancracio, ese
on es bruto”. Luego comienzas vas a la universidad a recibir tu examen, sólo
quieres que te den tu examen, ver tu veinte y tranquilizarte. Pero te entregan
tu examen y es un SIETE. Te dieron un punto por participación en clase. Vas al
profesor a ver qué pasó, porque esa nota
y te dice: “Hiciste todos los ejercicios con el procedimiento correcto pero
sumaste mal o respondiste mal al final”. Ahí es cuando quieres aventarte desde
el cuarto piso (donde está tu salón).Y piensas y ahora me fregué, como le digo
a mis viejos: “Papá te acuerdas del veinte que te dije que iba a sacar, fue un
POQUITO menos pero ya pues que se va a hacer. Sólo fue TRECE puntos menos. A
nooo fue DOCE, me dieron un punto por participación". De ahí piensas, NI MÁS ME
EMOCIONO POR UN EXAMEN, PARA LA PROXIMA ME CALLO MEJOR.
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