NUNCA RESPONDAS A LA PREGUNTA ¿ESTOY GORDA?
Estaba mi tío y yo en un domingo más, viendo un partido de fútbol totalmente concentrados esperando un gol más de nuestro equipo; cuando llegó mi tía e interrumpió nuestra concentración para llamar nuestra atención para hacernos la pregunta que todo hombre odia y que toda mujer repite constantemente ¿ ESTOY GORDA? Intenté hablar pero mi tío con toda su experiencia me calló de manera elegante y sutil. Hubo un rato de silencio, sólo faltaba que suene el grillo para completar el momento. Luego mi tío tomándose toda la paciencia del mundo se atrevió a hablar y dijo:
Mi
tía en tono dramático respondió:
-Entonces
siempre fui gorda. Porque nunca me lo dijiste para hacer dieta. Nunca me dices
nada.
Mi tío
con duda, tratando de arreglar el comentario que había hecho replicó:
-Es
que para mí siempre fuiste así hermosa, así rellenita.
Mi
tía miró con gran indignación y enojo y sólo atinó a decir:
-¡¡¡¡¡¡¡¡¿RELLENITA?!!!!!!!!!
Yo
muy inoportuno hago mi chiste monse que sólo empeora las cosas:
-¡¿Rellenita?!
Ni que mi tía fuera galleta.
Luego
de las miradas de mis tíos entendí que debía callarme y mirar tranquilito mi partido
de fútbol mientras mi tío trataba de librarse de esa complicada situación. Mi
tío como último intento, ya apelando un poco al floro barato dijo:
-Es
que eres normal, ni tan flaquita ni tan llenita. Así me encantas.
Mi
tía ya sonrió un poco y tratando también de no quedar mal dijo:
-Seguro
es polo. La ropa tiene la culpa.
Ahí es
cuando pensé: Como si la ropa la hubiese obligado a empujarse cinco tajadas de
pizza ayer. Pero sabiamente callé ese comentario. Mi tía se fue a cambiar de
polo. Mi tío espero que mi tía este lejos y me dijo:
-Guilhe,
si alguna vez alguna mujer te hace esa pregunta tu sólo hazte el loco y escapa.
Hoy me salvé pero no siempre tengo tanta suerte.
Luego
de ver esa escena aprendí mi lección, NUNCA RESPONDERÉ A LA PREGUNTA ¿ESTOY
GORDA?.
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