martes, 18 de octubre de 2011

CONSEJO NUMERO UNO

NUNCA ACOMPAÑES A UNA MUJER A COMPRAR ROPA

En un día soleado, las aves cantaban y todo mostraba que iba a ser un día genial en mi existencia pero cometí el primer error monumental en mi vida, aceptar la invitación de una amiga de ir de COMPRAS. Ella me dijo que sólo sería un “polo” y regresaríamos en media horita para que me ayude con la cartita que deseaba hacer con mucho amor a mi enamorada. Yo el más inocente fui a su casa exactamente a las 9 am como para “no llegar tarde” y emprendimos nuestra búsqueda de un pequeño y humilde polito amarillo. Fuimos por el centro porque había muchas opciones, pasamos a la primera tienda donde comenzaría mi sufrimiento. Entramos a la tienda donde nos recibió una señorita con una sonrisa que decía HOY SUFRIRÁS. Mi amiga con gran ánimo eligió tres polos, vale recalcar que ninguno era amarillo, y pasó a probador. Luego de ponerse el primer polo dijo:
-¿Me veo bien con este polo?
Y yo respondí:
-Sí te queda genial.
Y me respondió:
-Estás bromeando, mira que feo me queda. Me veo recontra gorda. Tú solo quieres irte rápido y no te importa que se rían de mi por la calle. Volveré al vestidor a cambiarme de polo.
Así que me hice el loco y esperé a que se cambie de polo. Luego de unos pocos minutos salió del vestidor y volvió a pedirme mi humilde e inexperta opinión.
-¿Ahora qué opinas?
Y con toda sinceridad esta vez contesté:
-Mmmm creo que este no, el color no te favorece.
Gran error, tan pronto emití esas palabras noté la estupidez que había cometido. Miré con miedo sabiendo lo que se venía.
-¡¡¡¡¡¡¿QUEEEEEEEE?!!!!!  En cima que me acompañas (como si el favor fuera para mí) me criticas, ni sé porque te traigo, sólo vienes a estorbar.
Muy enojado me fui a un lado de la tienda, con una tremenda cara de poto como un niño gordito muy enojado. Luego de unos minutos salió nuevamente mi amiga con el tercer polo puesto y me pregunto otra vez:
-¿Este te gusta?
Con una mueca di a entender que no opinaría, así que ella se disculpó con toda amabilidad y cariño. La disculpé con una sonrisa en el rostro y ella dijo que ese polo la verdad no la convencía así que salimos a buscar otra tienda. Luego de una gran caminata entramos a la segunda tienda. Entré a la segunda tienda con toda la convicción de que mi amiga había entrado porque había encontrado el bendito polo amarillo; pero NO, sólo había visto un pantalón que le gustaba mucho. Yo con la inocencia que me caracteriza pregunté:
-Pero, ¿no vinimos sólo por un polito amarillo?
Y con una voz tranquila y muy convencida de su respuesta me dijo:
-Pero con que usaré el polo amarillo si no tengo un pantalón que haga juego.
Muy sensata la respuesta pero luego me pregunté en mi mente porqué rayos quería el polo amarillo si no tenía con que usarlo. Dejé de lado todas mis interrogantes y sólo atiné a esperar a que se pruebe el pantalón. Luego de unos minutos de espera (no sabía que una persona podía tardarse tanto en ponerse un simple pantalón) mi amiga salió y me preguntó:
-¿Te gusta?
Y respondí sincero pero con mucho tino para no repetir mi error anterior:
-Mmm creo que hay otros que te podría quedar mucho mejor, ese no es el indicado para ti.
Me sonrió y pensé al fin acerté una respuesta. Pero muy por el contrario de lo que había pensado ella sólo dijo:
-Lo llevo.
Muy confundido seguí acompañándola con sus compras, digo sus compras porque 4 horas después el pequeño y humilde polo se transformó en un pantalón, una correa, una pashmina, un collar, aretes y un par de zapatos pero aún no encontrábamos el bendito polo. Mi alegría y ganas de ayudar ya se habían disuelto y convertido en un sentimiento de odio hacia cada vendedor y productor de ropa del planeta entero. Así que tomé valor y en un acto suicida decidí decir:
-TE APURAS, YA ME CANSÉ DE CAMINAR COMO TU CHULI CON TODAS ESTAS BOLSAS.
Volteé esperando una tremenda gritada pero sólo recibí una respuesta simple y concreta.
-Qué tal si volvemos a la primera tienda, creo que compraré el primer polo que vi. Total no necesariamente tenía que ser amarillo.
Con gran calma y serenidad pregunté:
-¿Tienes una pistola? Para de una vez meterme un balazo de una vez.
Mi amiga sólo atinó a reír y yo pensé NUNCA MÁS VOY DE COMPRAS CON UNA MUJER.  Llegué a mi casa y mi mamá me dijo acompáñame a comprar hijito…

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