EL 80 % por ciento de los hombres del mundo juega o ha jugado una pichanga de fútbol al menos una vez en su vida. Definimos como pichanga al partido o encuentro deportivo en el cual se juega de manera “alegre y amistosa” un determinado deporte, siendo el más común el fútbol. Se pone entre comillas amistoso porque nunca somos amiguitos dentro de una cancha. Siempre aflora nuestro espíritu salvaje (también llamado espíritu competitivo) que no nos permite pensar, haciéndonos actuar como animales dentro de una cancha. Este espíritu salvaje aflora mayormente en los hombres y es más común en el fútbol. Por ejemplo para nosotros no hay pequeños amistosos o partiditos de integración de amigos. Todas las pichangas son finales de mundial en la cual gritamos como si fuéramos el capitán de nuestra selección. Ni jugamos bien pero le reclamamos al otro. Y luego llega el momento de descansar, replanteamos la estrategia (nunca tuvimos ni posiciones y según nosotros ponemos una súper estrategia). Vamos de vuelta a la cancha a correr hasta morir. Y si hay apuesta con más motivo, matamos o morimos así la apuesta sea 10 céntimos. No hay cantidad de apuesta que no valga un par de litros de sangre en la cancha. Acaba el partido y todos volvemos a ser hermanos. Salvo el tacaño que se corre para no pagar la apuesta.
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