Hoy luego de una clase muy aburrida en la universidad, me regresaba a mi humilde hogar. Dos compañeros de la universidad que viven cerca a mi casa tomaron el mismo bus que yo. Entramos los tres al bus como todos los días sin esperar nada nuevo. Cuando miramos fijamente dentro del bus nos dimos cuenta que eres una completa desgracia. Era más viejo que Martha Hildebrandt y se caía a pedazos. Nos sentamos en los asientos de la parte posterior, que ni siquiera estaban asegurados sólo estaban encajados nada más, y por poco nos caíamos a cada bache. Y para hacer más “divertido” nuestro viaje; no sólo había el peligro de caernos en el bus sino que la puerta de salida de la parte trasera del bus (que se encontraba justo al lado de donde estábamos) estaba a punto de abrirse a cada rompe muelles. Pero cuando pensábamos que el bus no podía ser peor, volteamos a ver algo y nos dimos cuenta que la barra de metal que se ubica en la parte superior para que los pasajeros se apoyen se había caído después de una curva brusca. También no puedo olvidar que justo al frente de nosotros había una asiento empotrado de una manera inexplicable, ese asiento apestaba y por cómo estaba ubicado parecía una silla eléctrica (se puede apreciar en la imagen aunque no con mucha claridad). Luego de este tormentoso viaje bajamos del micro y pudimos notar que el bus estaba inclinado hacia la derecha porque una de las llantas izquierdas era mayor a las demás. Miramos el bus y pensamos EN QUE RAYOS NOS REGRESAMOS.
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